Lilypie First Birthday tickers

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lunes, 21 de mayo de 2012

Conectando con mi cuerpo: temores y superpoderes


 (Mariquita en mi tripita)

Los días pasan casi sin darme cuenta y aunque son muchas las cosas que quiero y debo hacer (entre ellas publicar en el blog) me sorprendo muy a menudo perdida en mis pensamientos...


Cuando supe que estaba embarazada uno de mis mayores temores era la irremediable verdad de que mi cuerpo tal y como lo conozco, no volvería a ser el mismo. Aún no sabía de que manera, pero preveía que mi piel, músculos y espacios cambiarían de alguna forma que era incapaz de predecir. En cierta manera da algo de vértigo. Sin embargo debo reconocer que he tenido el mejor embarazo que podría haber imaginado, y eso que venía bien informada de las variadas incomodidades que podría tener (ya se encargan los demás de avisarte de todo lo que te puede pasar y más: ardores, naúseas, vómitos, tobillos inflamados, dolor de espalda, y un laaaargo etc). 

No sé si por suerte, por la ilusión que ha llenado mi mente durante estos 8 meses, por el pensamiento positivo que he procurado mantener (a veces con menor éxito), por dejar que mi cuerpo se adaptara a sus tiempos y pausas, o por un poco de todo; pero lo cierto es que estoy experimentando la etapa más maravillosa de mi vida, y en parte me da pena que se acabe (aunque soy consciente que la que viene es aún más bonita). No me perdería nada de mi embarazo y me alegra pensar que lo he vivido al máximo. Incluso me he reído muchas veces pensando que el embarazo me había dado superpoderes que en mi mente solía enumerar:  

1. El superpoder de la relatividad: haciendo que me importe sólo aquello que realmente tiene importancia. 

2. El superpoder de la inmunidad: curiosamente he estado más sana que nunca, ni catarros, ni dolores de cabeza, ni bronquitis, etc. (Aquí cabe decir que me he alimentado mejor que nunca, ejem). 

3. El superpoder de la autoestima: nunca me he sentido tan bien con mi cuerpo, con unas curvas tan bonitas y una piel tan suave. Con todo ello, debo advertir que el embarazo si ha tenido en mí un cambio menos agradable, y ha sido la aparición de unos pequeños puntitos rojos en mi piel.  

4. El superolfato, un gran poder para lo bueno y para lo malo... recuerdo que me encantaba fregar el suelo por lo bien que olía el limpiasuelos.  

En mi caso, unas de las pocas preocupaciones ha sido el peso. Y contrariamente a lo que se pueda pensar, no por su exceso sino por su defecto. Recuerdo que una de las primeras frases de mi matrona fue "y ahora cuidadito con engordar, que como mucho puedes coger 10 kilos". Sin embargo  en ocho meses apenas he cogido 5 kilos, vamos, que Nora está creciendo estupendamente pero su mamá está adelgazando (que por otro lado no le viene mal). Todo el mundo, sin excepción, se extrañaba al verme "tan bien" (poco gorda y más delgada), y de la extrañeza, exclamación y preocupación de la gente, finalmente terminaban preocupándome a mi misma, aunque siempre terminaba pensando: ha mejorado en mucho mi dieta (eliminando pastelería industrial, los hidratos en la cena y aumentando las frutas y verduras) y ha aumentado la actividad física (paseos, bailes, escaleras...) Balance final: pierdo peso. 

Otro de los grandes temores infundados: dejar de dormir. Se supone que llega un momento que te resulta muy difícil dormir. Tu barriga cada vez es más enorme, las ganas de ir al baño, las preocupaciones, etc. son causas que pueden impedir el sueño. Pues bien, aún a día de hoy (con más de ocho meses de embarazo) duermo como un ángelito. No me duele nada (eso sí, me levanto al baño una media de 6 veces), me cojo un cojincito donde apoyo mi barrigota y Nora no se mueve en toda la noche, solo cuando me despierto, parece que para decirme "Eh, que sigo aquí".

Pero lo más valioso que he aprendido durante estos ocho meses, es que no merece la pena escuchar hacia fuera, sino lo hacemos hacia dentro. No temer los cambios de nuestro cuerpo porque forman parte de lo que somos. Y no temer los síntomas del embarazo, sino cuidarse, quererse, y dejar a la naturaleza que haga el resto. En definitiva, ser feliz.